Según algunos gurús de la fotografía, el siglo XXI será el siglo de la fotografía gaseosa. De momento sabemos que, sin lugar a dudas, es el siglo de las economías inflamables.
Desde una zona euro pasto de las llamas inquisitoriales de los mercados, una luz se abre camino en nuestra retina para confiarnos el secreto: los milagros todavía existen. Y están más allá del Atlántico.
Con TERRA PROMETIDA, el comisario brasileño Iatã Cannabrava nos ofrece una visión panóptica, gracias a la cual podemos recorrer cuatro miradas artísticas muy distintas sobre una misma idea: esa tierra promisoria, cargada de prosperidad, posibilidades, crecimiento y, sobre todo, futuro en la que se está transformando Brasil. Un país que está consiguiendo el más ficícil todavía al cambiar su propio imaginario. Desde una latente ironía, Cannabrava teje un recorrido visual por este crecimiento superlativo para mostrarnos sus dudas, discursos, desequilibrios, armonías, contradicciones y presentes.
En este catálogo y su correspondiente exposición, Casa Amèrica Catalunya tiene la magnífica posibilidad de sumar los trabajos de artistas de la fotografía contemporánea brasileña como Claudia Jaguaribe, Cássio Vasconcellos y Dimitri Lee. A los citados, Cannabrava suma una cuarta artista visual novel: Roberta Carvalho.
De la mano de Jaguaribe viajaremos por unas megalópolis multiplicadas hasta el infinito que consiguen transmitirnos serenidad y no asfixia. Con Vasconcelos sobrevolaremos paisajes lejanos dimensionados a un nivel de detalle tan increíble que llega a provocarnos dudas sobre la veracidad de la visión. Con Lee nos someteremos a un calidoscopio medioambiental fragmentado y bello solo en su totalidad. Con Carvalho descubriremos la inquietud que puede provocarnos una mirada ancestral sobre lo propio.
Existe una Tierra Prometida. Este lugar físico, líquido, sonoro y gaseoso está en Brasil. Y es para los propios brasileños, ciudadanos de un continente en constante ebullición. Pasen y vean.
Marta Nin
