Esta web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerte un mejor servicio. Al navegar, consideramos que aceptas su uso. Más información

Aceptar
02/04/2008 / Barcelona

Xavier Vinader, periodista de investigación: “Se habla de narcoguerrillas, pero nunca de narcoestados”

(Nota publicada el 02/04/2008) Se ha celebrado en Casa Amèrica Catalunya una mesa redonda para analizar la evolución histórica de las guerrillas revolucionarias latinoamericanas hasta la actualidad. Según el director general de la Fundación, Antoni Traveria –periodista e investigador de este fenómeno sociopolítico– por norma general, las guerrillas “nacieron en respuesta a gobiernos carentes de legitimidad moral, ética y democrática, y como reacción a la opresión ejercida por las fuerzas policiales y militares” de los países donde aparecieron. El periodista Xavier Vinader, uno de los profesionales que mejor conoce el fenómeno de las tramas extremistas en España y experto también en materia de guerrillas latinoamericanas, ha ofrecido una visión histórica de las diferentes “olas” de creación de grupos revolucionarios en Latinoamérica, para a continuación comentar en mayor detalle el caso del grupo peruano Sendero Luminoso –expuesto por el escritor Santiago Roncagliolo– y del colombiano Movimiento 19 de Abril (M-19), a cargo de Mª José Pizarro, hija de uno de sus líderes asesinado en 1990, Carlos Pizarro.

Xavier Vinader ha indicado que, a pesar de que entre 1955 y 1995 se crearon un centenar de organizaciones guerrilleras en América Latina, sólo tuvieron éxito dos de las insurrecciones promovidas por éstas: la revolución cubana, en 1959, y la revolución sandinista en Nicaragua, en 1979.  La revolución cubana, un modelo a seguir El éxito en Cuba sirvió como modelo y ejemplo para la primera de las “olas revolucionarias” identificadas por Vinader, al principio de la década de 1960, además de proveer armas y entrenamiento a los nuevos grupos, que protagonizaron algunos intentos de revolución en la República Dominicana (1959) o en Argentina (1963), entre otros casos igualmente fallidos.  De esa primera ola todavía sobreviven grupos tan importantes como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), nacidas en 1964. Mª José Pizarro ha apuntado a la caída del bloque soviético, en 1991, como factor clave que explica “la degradación ideológica de las FARC”, ya que la guerrilla se vio obligada a buscar financiación por nuevas vías: el narcotráfico y los secuestros. También el grupo peruano Sendero Luminoso –una de las guerrillas más letales de Latinoamérica– se originó en el ejemplo de la revolución cubana, aunque su líder, Abimael Guzmán, vio inviable la estrategia ‘foquista’ del Che en el contexto social y geográfico peruano, consistente en crear un foco revolucionario y esperar a que la población se sumara a la causa.  El escritor Santiago Roncagliolo, en cuya premiada obra “Abril Rojo” retrata la realidad de un Perú agotado tras 10 años de lucha y violencia entre el ejército y la guerrilla, ha explicado entonces la estrategia maoísta de la guerrilla de Guzmán: “confundirse con la población civil y hostigar a los militares o policías que se acercaran al lugar”, estrategia que el escritor ha comparado con la situación actual en Irak. La espiral de violencia creciente desatada en el Perú de la década de 1980 fue de tal magnitud que, en opinión del escritor, “desembocó en la elección democrática de un estado autoritario de derechas”, con Alberto Fujimori al frente de un gobierno que acabó “con mano dura” con la guerrilla –por cuyos métodos ahora está siendo juzgado.  Guerrillas urbanas en el Cono Sur y triunfo sandinista en Nicaragua Según Vinader, la muerte del Che, caído en 1967 en la campaña de  Bolivia, “sirvió para convencer de que era muy difícil cambiar el orden establecido sólo con una guerrilla rural”, lo que dio paso según el experto a una segunda ola basada en “la toma de conciencia del pueblo para avanzar en la lucha y la reivindicación de los derechos sociales”.  Los grupos que destacaron en la década de 1970 se caracterizaron por una composición de las bases de origen eminentemente urbano y por una línea ideológica “al margen de la propaganda soviética”. Éste es el caso de las guerrillas de países del Cono Sur como el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (Uruguay), o las argentinas Montoneros y PRT-ERP. La tercera de las olas guerrilleras latinoamericanas tiene como escenario América Central, ya que gracias a ciertos “factores que favorecieron el cambio de rumbo en la región” y al triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua, en 1979, “se demostró que el cambio era posible –y que era posible sobrevivir”. Sin embargo, tampoco el éxito de la revolución sandinista y de sus políticas reformistas provocaron un ‘efecto dominó’ en la región, en la que todavía perviven grupos guerrilleros como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el sur de México. Xavier Vinader ha concluido que en la actualidad “las guerrillas han cambiado completamente”, tanto desde el punto de vista ideológico como de estrategia de lucha. Ha criticado el hecho de que se hable sólo de las "narcoguerrillas” –término aplicado a aquellos grupos que se financian con el tráfico de droga–, sin hacer nunca referencia a los “narcoestados” –países cuya principal fuente de ingresos es la exportación de tales sustancias–, y ha argumentado que ambos son el resultado de una economía globalizada donde cotiza mejor la cocaína "que las patatas".